Desde Abril de 2016 llevo el TTF en la cabeza de forma continua, sólo descansando algunas horas los días que hay que cambiar los inductores o algún día completo por haber tenido fiebre por las infecciones. Por ello pensamos que tocaban unos días de descanso, así que aprovechando cinco días de vacaciones también hice vacaciones del TTF.
Tengo que decir que en mi caso el pelo crece muy rápido, cosa que ya sabía pues tengo que cambiar los inductores cada dos días y hay personas que pueden hacerlo cada tres. Ya se vislumbran las canas que antes del rasurado no había, pues en dos años parece que el blanco se está imponiendo.
Se pueden ver las zonas donde no crece el pelo, tanto por la radiación del tratamiento, como por la cicatriz de la operación o como por la acción del TTF. Estas últimas son pequeños círculos donde el TTF ha dejado la piel como quemada. Para evitar esto último variamos la posición de los inductores para conseguir que no siempre estén en contacto con la piel en los mismos puntos, pero así y todo, parece que hay tres puntos que han quedado "churrascados". La piel ha sufrido las consecuencias de la exposición prolongada al campo electromagnético y se aprecia como una quemadura superficial, donde la piel se ha quedado sin folículos capilares.
Las vacaciones de TTF han sido geniales pero volver a la rutina, volver a tener que llevar la mochila, volver a estar pendiente del aparato en muchas acciones cotidianas, volver a los picores de cabeza, volver a los dolores de cabeza y cansancio sin duda provocados por él y en definitiva volver a no sentirse normal no ha sido fácil. Sabía que me costaría pero creo que me está costando más de lo que me esperaba. En fin, a seguir que es lo que toca, por lo menos hasta Abril.