La resonancia magnética con contraste, es el único método que tenemos para verificar como va mi cabeza por dentro. Se trata de comprobar en cada una de ellas que no hay recidiva, es decir que el GBM no ha crecido nuevamente.
Al principio me hacían una resonancia magnética cada dos meses, ahora después de que el oncólogo haya insistido mucho, hemos pasado a una resonancia cada tres meses. La semana de la resonancia es cuando aparecen los nervios por la incertidumbre del resultado.
El proceso no sería nada molesto si no fuese por el contraste que tienen que inyectar y la consecuente via que deben abrir cada vez. Por suerte no parezco ser alérgico al contraste (Gandolino) aunque la última vez sentí una sensación rara al notar como entraba el líquido frío primero por mi brazo y después en el pecho. Parece que este contraste puede ocasionar, a largo plazo, efectos secundarios al riñón.
Hay personas que pueden sentir claustrofobia pues debes estar en el tubo con la cabeza sujeta y con muy poco espacio vital durante casi 30 minutos. Yo, a pesar de los ruidos nada rítmicos ni relajantes, algunas veces consigo hasta hacerme una mini siesta. Siempre les pido una manta porque en la sala mantienen una temperatura baja y al estar quieto y con la ridícula bata azul de hospital hace bastante fresquito. Parece que la máquina, en mi caso de la marca Siemens, requiere esta temperatura baja para no tener sobrecalentamientos.
Los resultados se comparan siempre con la resonancia anterior para verificar que no haya cambios.
Lo importante es que siempre sigan escribiendo lo siguiente:
HALLAZGOS
No se aprecian cambios significativos respecto al examen previo.
Cambios postquirúrgicos. Craneotomía temporal derecha. Cavidad postquirúrgica en circunvolución temporal superior y media derecha. No se identifican lesiones focales en relación a esta cavidad que sugieran la presencia de una recidiva tumoral. Fino ribete de hiperintensidad en secuencia Flair que no se ha modificado respecto a los exámenes previos.
No se identifican focos captantes de nueva aparición.
Persiste un proceso expansivo intrasellar de 14 mm de diámetro máximo, sin cambios respecto al examen previo.
Estructuras de la linea media centradas.
Sistema ventricular de tamaño normal
Charnela occipito-cervical de morfología y disposición normales.
Lo importante de todo este texto que se hace inteligible para los mortales es que no hay presencia de una recidiva tumoral.
El fino ribete de hiperintensidad parece ser la cicatriz que ha dejado la radioterapia. Veremos en un futuro que consecuencias puede tener este ribete, por ahora imagino que es una de las causas de mis dolores de cabeza.
Gracias por seguir compartiendo, y adelante! Lourdes
ResponderEliminarGracias Lourdes. Espero que en vuestro caso siga todo muy bien. Como dice un amigo: "Para atrás ni para coger impulso".
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